Tanto los que se oponen como los que defienden la  construcción del polémico complejo hotelero en la playa de El Palmar  siempre tienen cerquita un calendario. El motivo es muy sencillo: una  vez publicado el Plan Parcial que ordena la actuación en el sector SUS-6  Malcucaña, empieza la cuenta atrás para la promotora, se abre el  periodo para la interposición de recursos y se acortan los plazos para  la presentación del proyecto, la obtención de la licencia de obra, etc.  Si estos plazos no se cumplen escrupulosamente, el embrollo burocrático  puede hacer peligrar la continuidad de la iniciativa. Habría que dar  marcha atrás y replantear, desde cero, la estrategia.
Aunque la publicación en el BOP  del Plan estaba prevista  para el pasado mes de mayo, no ha sido hasta septiembre cuando se ha  formalizado el trámite. Este retraso, de casi cinco meses, ha generado  incertidumbre entre los partidarios del proyecto, aunque también ha dado  alas a los que sueñan con frenarlo. ¿Es que la promotora no cuenta con  fondos suficientes como para arrancar la obra, y el ayuntamiento ha  querido ganar tiempo ralentizando el proceso todo lo posible?
Según ha podido saber LA VOZ, tras el último encuentro  mantenido entre el alcalde de Vejer, Antonio Verdú, y representantes del  Grupo Tarje, la promotora sí dispone de la inversión necesaria para  acometer la construcción de los 650 apartamentos, pero aún no ha  encontrado el socio que necesita para la puesta en marcha y gestión del  complejo. Aunque Tarje «continúa dialogando» con diversas firmas  hoteleras, y desde el Consistorio de Vejer esperan «no tardar mucho en  recibir buenas noticias», es difícil que la constructora comience las  obras sin antes no tener cerrada la negociación con la cadena hotelera  que pondría en marcha el negocio.
Antonio Verdú, alcalde de Vejer, lo confirma: «El  promotor construye hoteles, pero no los gestiona. Lo que ahora está  haciendo es lo que ha hecho anteriormente: buscar un socio. Un socio que  es cierto que aún no está, aunque hay varios con los que están  manteniendo contactos. Estoy seguro de que eso no será un problema  porque a nosotros mismos se están dirigiendo firmas interesadas, que les  remitimos inmediatamente a ellos. Además, el promotor sabe que hay unos  plazos, es consciente de ello. Conoce la legislación y sabe que si no  empieza a construir antes de una determinada fecha, pierde sus  derechos». En cualquier caso, Verdú confía en que «aparezca esa pieza  necesaria de un momento a otro». 
Todo lo contrario que los portavoces de la plataforma  
Salvar El Palmar, que creen que la postergación constante de la fecha de  inicio de la construcción se debe tanto a la difícil coyuntura  económica, como al «miedo a que el recurso administrativo que hemos  interpuesto salga adelante y detenga el proyecto».
Se refieren al contencioso que la plataforma presentará, a  través de 
Ecologistas en Acción, y que aduce «importantes defectos de  forma»  para intentar que se paralice cautelarmente la ejecución de las  obras. «Digan lo que digan desde el Ayuntamiento, ellos saben que el  texto legal puede estar muy bien armado de razones y ocasionarles  problemas», explican. 
Además, el proyecto tiene otros dos frentes abiertos:  uno, a nivel nacional, después de que Llamazares se hiciera eco en el  Congreso de las inquietudes de la Plataforma y elevara una pregunta en  la que defendía ese espacio como «libre de edificaciones»; y otro, a  escala internacional, cuando el eurodiputado de Iniciativa Raúl Romeva  exigió que se investigara si el proyecto cumplía con la legalidad  medioambiental.